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Nuestra historia

LA VICTORIA ESTÁ EN NUESTROS GENES

Two people steering the Castrol Rocket into position on a sandy plain

 

 

Cuando Jack Marshall ganó el primer TT de la Isla de Man en 1907 al lomos de una Triumph encendió una llama que sigue ardiendo en cada motorista desde entonces.

El ansia imparable por ser el más rápido, el primero, el que llega al máximo, el que rompe los límites porque están para eso... el ADN de los motoristas está hecho de esta pasta.

 

 

 

Jack Dale, clad in bathing trunks, on Bus Schaller's Thunderbird,

Y luego están los que van aún más allá, aquellos para los que romper la barrera del sonido, destrozar tiempos de vuelta rápida y ganar lo es todo. Son los más arrojados, los que luchan por alcanzar la unión definitiva entre hombre y máquina, por superarse constantemente.

Image Source: Mortons Archive

Triumph Landspeed Infor Rocket

Todos ellos son pioneros: Marshall en el traicionero trazado del TT; Buddy Elmore, vencedor de la famosa Daytona 200; o Guy Martin, embutido en una streamliner con los motores de la Rocket, dispuesto a comerse la barrera de los 644 km/h (400 millas por hora).